COMARCA MISTICA LO
BELLO Y LO DESAGRADABLE.
Cuando nuestro ser toca con la madre naturaleza se
encuentra con algo infinito, algo tan inmenso, que se convierte en magia y
misterio.
Un sentimiento que quisiéramos siempre conservar vivo,
impregnar nuestra piel y nuestra mente de la maravilla de la vida, de las
fragancias de la naturaleza con su pureza y variedad de aromas que se unen en
una sola. Se despierta en nosotros el amor,
las ganas de venerar el árbol, al agua, al sol, a la luna y hasta de respetar
los ritmos de la naturaleza. Vivir en
armonía con ella, respetarla, temerle y considerarla como nuestra madre
protectora.
Por miedo de perder todas esas cosas que despiertan en
nosotros la naturaleza entramos en una actitud de negación y desconocimiento de
aquellas situaciones que puedan opacar ese sentimiento tan puro que guardamos
nosotros en nuestras mentes, queremos vendar nuestros ojos para no ver la otra
cara de la moneda , la realidad, otra realidad que tal vez ya no está, otra realidad que se ha ido opacando
, esa que supuestamente nos ayuda a desconectarnos del mundo de lo corpóreo ,
de ese mundo que dicen ser vanal, material, lleno de cosas que nos muestran la
fealdad del mundo, el lado oscuro. Pero lo que no nos damos cuenta es que ese
mundo al cual escapamos ya no es tan alentador ni acogedor como antes, que ya
toca también con todas esas cosas.
Estamos pagando las consecuencias de nuestro abuso con
esta madre, nuestra madre tierra y solo nos queda poner cortinas o tapetes que
nos ayuden a esconder lo feo, lo sucio,
la destrucción y la desolación producida por los desechos nuestros que han sido
por muchos años y siguen siendo mal administrados.
Lo triste de todo es que por nuestra ceguera ante la
cruda realidad, ante el incremento de la destrucción, terminamos desconociendo las
consecuencias en las que estamos inmersos a raíz de tanta destrucción , solo
nos damos cuenta de lo que pasa o de la gravedad de las cosas cuando la misma
naturaleza, impotente ante tantos abusos,
se revela, trayendo consigo consecuencias
horribles y desoladoras, es ahí cuando despertamos y chocamos con algo verdaderamente
aterrador y amargo … La pérdida.
Pero igual por comodidad y deseo de confort se tala, se quema, se acaba con la vida y sus
especies, se atenta contra la biodiversidad y todo nos parece normal, creemos
que el maquillaje es la solución.
Quisimos comenzar con este abrebocas de nuestro mundo
natural para entrar ya en forma más específica en nuestro lugar de estudio, nuestro
bosque ARVI. Es aquí donde podemos compararlo con el planeta en general y manifestar que si en una mínima parte, como lo
es ARVI, una despensa de vida, armonía y variedad , suceden estas cosas y en un
porcentaje altísimo, arrastrando consigo grandes consecuencias que afectan, cómo
será de espeluznante el grado de destrucción y perjuicio a nivel mundial?
Nos asalta entonces una gran inquietud frente a lo virgen del
bosque que allí existía antes de que
llegara el hombre con su afán de urbanismo, disfrazado, por qué no decirlo, con
el afán de Recuperar, de dar vida a la vida que de allí brotaba y que con el
acceso de la tecnología y el afán de ganar ingresos para sus vecinos, termine
siendo tocado con las manos de la destrucción, brindando nuevamente la
oportunidad de lesionar a través del goce desmedido. Un lugar así que toca con
tantas cosas y tantos sentimientos encontrados es difícil abordarlo y realizar
una reflexión sobre lo bello y lo feo que en él encontramos; comenzando porque lo primero que
nos preguntamos analizando el lugar, es si en esos bosques al irrumpir el
hombre tomándolo para realizar un proyecto urbanista se toco por primera vez
con lo feo. Pero también nos queda la duda si antes existía en las
profundidades de este bosque tantas cosas que pueden ser desagradables, como la
putrefacción de los animales nativos al morir, la descomposición de la tierra y
hasta la misma cadena alimenticia, donde lo natural es la devoraciòn de unos a
otros para tratar de sobrevivir.
Pero la realidad actual es que el hombre con su indiferencia y afán de vivir a costa de
la destrucción, tocando con lo feo y lo desagradable a este lugar y cambiando
para muchas personas ese sentimiento bello y mágico del que hablamos al inicio,
nos deja solo en la memoria esas imágenes hermosas y armónicas; ese sentir de
que la vida era menos difícil y que a los habitantes nos quedaba tiempo para
ser felices compartiendo con todas sus cosas.
Pero entonces vemos que aparecen algunos hombres y
mujeres a los que se les dio por pensar que esa cruda realidad se podía
cambiar, que ese cielo azul que hubo podía recuperar su color, que todas las
especies que ella habitaban servían, que aunque la tierra esté a punto de
partirse en dos, aun se podía y se puede hacer algo.
Es esa lucha para no encontrarnos con lo desagradable,
para no enfrentarnos a lo que realmente sucede, la que nos invita a darnos
cuenta que hay realidades que no se pueden disfrazar, que como nos dice Kant, “la
naturaleza es algo sublime porque se nos
sale de las manos, algo que nos genera una frustración porque no podemos cambiar, dominar, ni alcanzar”.
Es que tanto en la naturaleza como la vida existe lo feo en todas sus dimensiones,
lo vanal, lo vil, lo trágico, lo misterioso, lo demoniaco y también sobre eso
se tiene que realizar una reflexión como la que estamos haciendo nosotros en
este momento, porque es algo con lo que nos toca vivir y al final entender
recordando a Schlegel, que la belleza o lo bello nunca es puro.
Al final, después de tantos debates, estudios, acuerdos y
desacuerdos, empieza, se procesa y se logra la construcción de ese “paraíso”,
algo bonito, agradable para nuestra vista y que nos engrandece nuestros
sentidos, llega el Parque Arví con sus bosques seductores, su fauna y su flora;
un manto de vida con una gran gama de colores, infinidad de sonidos y voces
producidas por los árboles en movimiento, el trinar de los pájaros y el viento.
Todo lo anterior con su belleza sigue en peligro y lo
pudimos notar en la visita que realizamos a el lugar de estudio y al realizar
una reflexión sobre èste, nos pudimos encontrar que los visitantes dejan gran
cantidad de residuos sólidos, que en el momento de darle un uso turístico y
acampando en él hacen fogatas que contaminan, también hay quienes intentan
convertirlo en un refugio para realizar actos obscenos y consumir toda clase de
drogas.
Nos contaron que aparte de eso por el clima del lugar
nacen allí una variedad de hongos
alucinógenos, que la gente va al lugar solamente a conseguirlos y consumirlos.
Viendo todo esto recordamos lo enseñado en clase sobre la
postura del señor Carlos Marx, en donde él resalta que “lo bello y lo feo no
solamente tienen que ver con criterios estéticos, con la belleza de la
naturaleza, sino que también toca con
los criterios sociales y políticos”. La
gente con su mala educación, la entrada de nosotros al lugar y el mal manejo
que se le da, lo está convirtiéndolo en
algo diferente y generando en nosotros diferentes sensaciones a las esperadas y
propuestas.
El hombre no le da al lugar el uso para el que fue creado
y aquí se pierde lo bello porque el lugar no está cumpliendo con esa función y
se está saliendo del orden y las reglas que se habían creado en el momento de
su construcción para un buen manejo y conservación de él.
Hemos demostrado que le tenemos pánico a lo desagradable
y màs aùn, que las cosas que nos generan placer en la vida, se convierten en
algo desagradable, pero no hacemos nada para evitarlo, lo único que decidimos
es tomar una actitud de resignación e indiferencia, y en vez de evitarlo, nos
acostumbramos a vivir con lo feo, lo desagradable y lo disfrazamos…
Necesitamos mucha, pero mucha conciencia para dejar una
herencia a nuestros hijos, para dejar un lugar a nuestros futuros niños, un
lugar donde puedan jugar.
Aún estamos a tiempo, aprovechemos y actuemos con
conciencia. Nuestro parque Arví aún sigue siendo un regalo y fuente de vida. Nuestro
parque llegó para quedarse.